Mitologias
  La lucha contra los Aloadas
 

 

La lucha contra los aloadas
 
Los aloadas van a protagonizar el último intento de apoderarse del Olimpo y destronar a Zeus. Según Homero se llamaban Oto y Efialtes y eran hijos de Poseidón y de la esposa de Aloeo, Ifimedia, quien enamorada del dios vertía continuamente las olas del mar en su seno, en sus paseos cotidianos por la playa, hasta que Poseidón cedió a sus requerimientos y engendró en ella a los dos citados gemelos.
Su estatura era gigantesca, pues a los nueve años alcanzaban ya diecisiete metros de altura por cuatro de anchura y crecían a razón de metro por año. Pronto resolvieron guerrear contra los dioses e intentaron escalar el Cielo, colocando, tal como habían hecho anteriormente los gigantes, las montañas unas encima de las otras, al tiempo que anunciaban que secarían el mar y lo trasladaría a donde hasta entonces había estado la tierra. Finalmente, mientras Efialtes declaró que no cejaría hasta poseer a Hera, Oto afirmó otro tanto de Artemis.
Iniciaron su ataque en Tracia, desarmando nada menos que el dios de la guerra, Ares, y tras hacerlo prisionero lo ataron y lo encerraron en una vasija de bronce que escondieron durante trece meses en casa de su madrastra Eribea, pues Ifimedia había muerto, hasta que Hermes logró liberarlo cuando el dios se hallaba ya en un estado lamentable.
Formalizado el cerco al Olimpo, Apolo sugirió a Artemis una estratagema. Hizo que ésta enviara un mensaje a Oto en el que le indicaba que se le ofrecería en la isla de Naxos, a condición de que levantara el asedio. Envidioso efialtes porque no había recibido de Hera una misiva semejante, discutió con su hermano, alegando que por ser el mayor tenía que forzar primero a Artemis. Los dos gemelos intentaron demostrar su destreza con la jabalina y, al lanzarla contra ella, lo único que hicieron fue atravesarse mutuamente. Así perecieron, cumpliéndose el oráculo que no lo matarían ni los hombres ni los dioses. El castigo por su osadía prosiguió en los infiernos: fueron atados a una columna con muchas cuerdas nudosas de víboras vivas. Allí se hallan sus espiritus, espalda contra espalda, y una lechuza los atormenta con sus incesantes gritos.
Las diferentes versiones confunden a veces los relatos sobre los Titanes, los Gigantes, Tifón y los Aloadas, en especial estos últimos son mencionados como gigantes y la forma de escalar el Olimpo es la misma para ambos. Incluso los Hecatónquiros o Centimanos son frecuentemente añadidos a esta confusión, aunque en general se muestran amigos de Zeus.
 
 
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