La segunda dinastía de dioses: Cronos y rea
Apartado Urano del poder del Universo, Gea dio paso a la dinastía de su hijo Cronos, que aunque menor que Titán había sido el héroe de la lucha contra su padre. Ambos llegaron a un pacto secreto, Cronos sería considerado como soberano, pero a condición de que devorase a todos los hijos varones que pudiera engendrar. Así la sucesión pasaría a la rama primogénita de Titán. Cronos comienza pues su reinado con la misma obsesión que su padre; eliminar su descendencia.
Cronos eligió como esposa a su hermana Rea. Su padre, probablemente para vengarse de haber quedado inútil, le profetizo que a su vez seria desposeído del trono por sus hijos. Entonces se transformo en un monarca mucho mas despótico que lo que había sido el propio Urano. A fin de conjurar la predicción, cumplió tan exageradamente el pacto con su hermano mayor, que fue devorando sucesivamente a sus hijos –sin distinción de sexos- habidos con su esposa a medida que ésta los iba alumbrando: Hades y Poseidón varones, Deméter, Hera, Hestia, hembras. Al nacer Zeus, su madre indignada, en vez de dárselo para que se lo engullera, le entregó una piedra envuelta en pañales y él, sin pensarlo, se tragó el engaño, cayendo inmediatamente postrado con agudos dolores de vientre.
Zeus creció en un paraje oculto (del que las distintas versiones conservadas –como veremos- no se ponen de acurdo, ni en el nombre del lugar, ¿en una cueva de la isla de Creta?, ni en la forma como fue criado: ¿con la leche de la cabra Amaltea?, con cuya piel se fabricó un escudo protector o égida) y con la ayuda de cierto bebedizo Cronos devolvió la piedra y todos los hijos que había devorado.
Zeus, ya adulto, entabló contra sus hermanos una guerra conocida como la Titanomaquia, de la que existen varias versiones. La más conocida relata que en su bando militaban sus hermanos y la Océanide Estigia (una de las tres mil hijas del titán Océano y su hermana Tetis), que gobernaba sobre una extensa laguna subterránea. Los titanes y parte de sus hijos se alinearon del lado de Cronos. En esta lucha monstruosa y sin cuartel temblaron el cielo, la tierra y el mar. Los titanes fueron vencidos y arrojados al Tártaro y Cronos pudo ser desterrado a Italia gracias a la ayuda que prestaron a Zeus y a sus hermanos los Cíclopes y los Hecatonquiros o Centimanos, que ofrecieron a las divinidades, por haberlos liberado, terribles armas forjadas por ellas en su encierro: a Hades le dieron un sólido casco, a Poseidón le armaron con el tridente y a Zeus con el rayo.
Los dioses vencedores ocuparon desde entonces el Olimpo y los más importantes, que describiremos después, recibieron la denominación conjunta de dioses olímpicos, que reconocieron a Zeus como jefe.