Las Siete Casas
El Unicornio posee una gran variedad de formas, tamaños y temperamentos; hay desde el delicado Avarim semejante al ciervo, hasta el atrevido Arweharis que custodia la noche.
Ahora todos los unicornios pertenecen a una de las Siete Casas, cada una de las cuales tiene un dominio y un deber.
Este estudio es difícil: he visto un unicornio que, enfrentado al peligro, parece crecer y robustecerse en tamaño y musculatura. Parece no existir una forma definitiva a que la bestia se adhiera.
Dice Eugnostos: “Observa al Unicornio. Repara en su belleza. Cierra los ojos; vuelve a mirarlo. Lo que ves, antes no estaba, y lo que estaba ya no está”.
Las aguas de la vida brotaron gracias a Assallam, el Penetrante, el Poderoso, el Primogénito. Y Assallam engendró en su Jardín a Ilvilon, el Piadoso, llamado el Amigo del Hombre; y después a Vata, que vendrá al alba del Final de los Días. Y a Ohani, y a Kestevara, y a Abram, y a Isfendarmad, el que conoce la tiniebla.
De estos Siete Protectoires desciende todo unicornio de las Siete Casas
Los Avarim
Los Hombres conocen especialmente, entre las Siete Casas, a los Avarim, porque son comunes en nuestro mundo y quienes más se ocupan de nuestros asuntos.
Son los servidores de los dominios occidentales y se encargan de muchos menesteres curativos. Se acercan a nosotros, los mortales invisibles deslizándose en el límite de la vigilia. ¿Quién no ha gustado la presencia de los Avarim? Es cálida certeza de gozo y deseo cordial, surgir del espíritu, caricia del aliento, aguda como la pena, un momento frágil, olvidado o remitido a los sueños o a la poesía.
El Karkadam
¡Qué penetrantes y profundos, sus ojos! Son dos inquisidores negros, sin fondo, aunque azules tal los de su raza.
También se los llama los Reëm.
Los Karkadam son los señores de la soledad y de las tierras desoladas. Nunca habitan largamente el mismo sitio, pero vagan sin cesar, sin pausa, sin mancilla.
De estatura mayor que la de los Avarim, tienen la cabeza especialmente redondeada.
Los Nimbi
De las casas menores los más preciosos son los Nimbi.
Los más elusivos de todos los Unicornios, si bien abundantísimos, jamás han ingresado a ninguna crónica oficial. Pero los pequeños y los niños los conocen muy bien, pues sólo trabajan con ellos.
Los Nimbi son extremadamente veloces y nunca más altos que dos palmos.
Los Killina
De las Siete Casas, los menos comunes son los Killina. Muy rara vez los ha visto el hombre.
Gozan en incesante movimiento sin reposo; son muchas las tierras sujetas a su gobierno. Su naturaleza secreta se manifiesta: despiden un fuego sagrado. Su enseña es un orgulloso cuerno de tan destellante potencia que tiembla al límite de la visión humana y son muy pocos los ojos que lo han visto.
Su ministerio transcurre en este mundo entre los Reinos de Oriente, pero pocas veces necesitan inmiscuirse en los asuntos de los hombres: sus apariciones son una advertencia de importancia: anuncian un gran rey o un nacimiento de la mayor nobleza.
A los Killina corresponde la custodia de las Tres Sentencias Secretas, también llamadas los Secretos Grandes, que sólo serán revelados al término de la edad presente.