Mitologias
  Introduccion a la Mitologia
 
Introducción a la Mitología
 

La función de la mitología es la investigación y explicación de los mitos o los relatos referentes a las experiencias reli­giosas y científicas de la humanidad en épocas primitivas. Ella echa luz sobre el material, los métodos, y el progreso de la re­ligión y la ciencia primitiva, dado que muchos mitos son un in­tento de explicar fenómenos tanto físicos como religiosos.

El mito es uno de los grandes objetos de la ciencia de la «tradi­ción» (Lat. «aquello que es transmitido»), los otros, con los que el mito es solamente demasiado frecuentemente confundido, son el folclore y la leyenda. Se espera que la siguiente lista de definiciones sea valiosa para los investigadores en la materia, dado que es ciertamente la más precisa y comprensiva presentada hasta ahora

 
Definiciones

Mito, cuento popular y leyenda pueden ser definidos general­mente como formas tradicionales de narrativa. Esto es, todas están comprendidas en el término «tradición».

Mito. Un mito es una explicación de las acciones de un dios o ser sobrenatural, usualmente expresada en términos de pensa­miento primitivo. Es un intento de explicar la relación del hombre con el universo, y tiene, para quienes lo vuelven a contar, un valor predominantemente religioso; o puede haber surgido para «explicar» la existencia de cierta organización social, una costumbre o la peculiaridad de un ambiente.

 

Folclore. Folclore significa el estudio de los vestigios de las costumbres, las creencias, la narrativa y el arte primi­tivos.

Cuento popular. Un cuento primitivo: (a) de orígenes míticos; (b) de valor puramente narrativo o estético.

Leyenda. Un relato, generalmente de sitios reales, frecuente­mente (aunque no necesariamente) de personas reales, transmitido por la «tradición».

Comparación entre la mitología y el folclore
 

La mitología es el estudio de una forma de religión primitiva o antigua mientras era una fe viviente.

El folclore es el estudio de la religión primitiva y de las cos­tumbres continuamente practicadas.

Algunas autoridades consideran al folclore y a la mitología como palabras casi intercambiables; otros consideran al mito como la base del folclore; pero a los fines de estudio seremos juiciosos si consideramos como mito fundamental todo cuento en que figura un dios o semidiós que explica la creación del universo, o la creación de algunas costumbres primitivas en pueblos de la antigüedad o las razas hoy atrasadas, mientras que el folclore puede denotar el estu­dio de fragmentos o vestigios de creencias antiguas o costumbres encontradas en gente no educada o semieducada en países civiliza­dos. De esta forma, es correcto hablar del folclore de Inglaterra, Ale­mania o Italia, aplicando la palabra a las supersticiones sobrevivien­tes y fragmentos de creencias antiguas que son encontrados en esos países modernos en las clases incultas; pero hablar del folklore de los salvajes de África, Australia o América cuando estamos tratando de las creencias religiosas vivientes de estos pueblos es sumamente incorrecto. Ciertamente, fragmentos de creencias antiguas son des­cubiertos frecuentemente en pueblos primitivos, pero la expresión no debería ser utilizada para designar sus creencias religiosas vivas.

El mito y la religión

Las ciencias de la mitología y de la religión comparativa se su­perponen en muchos puntos, pero la religión comparativa es una rama de la ciencia religiosa o filosofía, mientras la mitología trata con meros mitos o, bajo la designación más anticuada de «mitolo­gía comparativa», compara a los mitos de razas diferentes. En los mitos también, sin embargo, oímos acerca del nacimiento y de la naturaleza de los dioses, la creación de la Tierra y la «razón» pri­mitiva de ciertos actos rituales. Como estos asuntos también son discutidos por la religión comparativa o la ciencia religiosa, la mi­tología y la religión comparativas frecuentemente contemplan los mismos fenómenos al mismo tiempo. La mitología es por ello parte de la ciencia religiosa. Esto nos conduce a nuestro siguiente título:

 
¿Qué es la religión?
 

El intento de definir la religión ha ejercitado la mente de los filó­sofos a través de los siglos, y nunca tanto como en el presente mo­mento, aunque ahora es generalmente reconocido que todos los in­tentos puramente científicos de determinarla están condenados al fracaso, dado que su origen y su naturaleza deben ser buscados por conjeturas a través de la psicología. El doctor E. B. Tylor propuso como una «definición mínima» para la religión «la creencia en seres divinos»; pero esto no abarca al ritual, al cual Robertson Smith con­sideró de importancia primordial en religión primitiva, siendo el dogma y el mito secundarios. Sir J. G. Frazer considera a la reli­gión una «propiciación de poderes superiores al hombre», una defi­nición no siempre apropiada. Crawley (en su Tree of Life, pág. 209) define al objeto de la religión como «el sagrado», una definición muy oscura. Herbert Spencer dedujo toda la religión de la adoración de los muertos. Max Müller consideró que «la religión consiste en la percepción del infinito bajo manifestaciones tales como las que son capaces de influenciar el carácter moral del hombre». El hecho es que nuestro conocimiento actual de la mente humana no nos permite hacer cualquier definición definitiva de la palabra «religión».

El estudio de los mitos, entonces, es asistido por la religión comparativa, mientras que a su vez los mitos normalmente expli­can a los dioses, los hombres, el universo, las costumbres y organizaciones de la sociedad. Muchos de ellos, realmente, son in­tentos primitivos de una reconciliación de las historias de los dio­ses y de los héroes con los sentimientos religiosos, que reconocen en estos seres objetos de adoración y de respeto.

 
El elemento «salvaje» en el mito
 

Pero esos cuentos permanecían llenos de conceptos irraciona­les y salvajes, un legado de ancestros primitivos. No armonizaban con los sentimientos religiosos posteriores, los cuales eran con­movidos y desconcertados por ellos, y los sacerdotes y poetas in­tentaban modificarlos. Así, entre los griegos, Teágenes de Regio (520 a. C) consideró al cuento de la batalla de los dioses «indeco­roso» y lo representó como un relato alegórico de la guerra de los elementos. Los egipcios, de acuerdo con Plutarco, sorprendidos por las circunstancias de que tantos de sus dioses eran representa­dos con forma de animal, inventaron como explicación el cuento de que en un momento de peligro los dioses se ocultaron a sí mis­mos dentro de los cuerpos de los animales. Al volverse más civili­zados los pueblos trataron de purificar sus mitos nacionales o tri­bales del tosco y bárbaro matiz que les habían dado sus salvajes predecesores, y muchos de los mitos de civilizaciones superiores de la antigüedad, de la forma en que han llegado hasta nosotros hoy, obviamente han pasado a través de una o dos etapas de refi­namiento y revisión por las manos de algún sacerdote, poeta o filósofo ansioso de liberar su raza de su supuesta ruda y salvaje his­toria primitiva

La clasificación de los mitos
 

Se ha dicho que las divisiones principales de los mitos corres­ponden a problemas principales que el universo presenta a la curiosidad del hombre no tutelado. Así encontramos que la mayor parte de los mitos caerán en cabezas tales como el origen del mundo, el origen del hombre, el origen de las artes de la vida, los mitos de las estrellas, los mitos del Sol y de la Luna, los mitos de la muerte, los mitos del robo del fuego, los mitos de los héroes (incluyendo los mitos de las aventuras de los semidioses), los mitos acerca del tabú, los mitos de las bestias, los mitos de los viajes a través de Mundo Subterráneo o el Otro Mundo, los mitos que cuentan las costum­bres o ritos y otras variedades menos importantes.

 
La distribución de los mitos
 

Éste es un buen momento para discutir la controvertida cues­tión de si todos los mitos han surgido de un centro común o si cada uno es la creación espontánea del cerebro humano en diferentes partes del mundo.

Ambas teorías tienen cierto grado de realidad, debido a que ciertos cuentos han sido difundidos ampliamente, siendo algunos de ellos alterados por influencias foráneas, mientras que algunos otros han surgido obviamente de forma espontánea. Ejemplos de cuentos ampliamente difundidos se encuentran rápidamente. El héroe solar, quien como hijo del Sol viene a la Tierra para instruir al hombre en las artes de la vida y después de una tenaz carrera mundana vuelve al brillante reino de su padre, es común para los griegos, los celtas, los teutones y los indios pieles roja. Los mitos de la inundación, nuevamente, están tan ampliamente difundidos como cualquier clase de cuentos.

Aquellos que sostienen la teoría del origen del mito en un centro y su amplia difusión no han explicado hasta ahora plenamente cómo se han difundido los mitos tan ampliamente. Por supuesto la venta o captura de esclavos, casamiento con mujeres extranjeras, trato con pueblos foráneos, intercambio y comercio, pueden explicar muchas semejanzas, pero la pregunta aún espera respuesta. «¿Pueden los mitos "ir a la deriva" a través de miles de millas de agua de mar?» El completo aislamiento de Australia a través de las épocas, y la situa­ción similar de América, dos continentes que poseen, como un alumno distinguido de los mitos gustaba decir, «la maleta completa de trucos» de la mitología como no se ha encontrado en cualquier otro sitio, demuestra que la respuesta no es simple. En cualquier caso, si hubiera una conexión genealógica entre los mitos del viejo mundo y del nuevo, los mitos de Asia y Australia deben haber sido de extrema antigüedad, siendo anteriores al período geológico re­moto en que se rompió toda la comunicación entre América, Austra­lia y el resto del globo. Esto no debe haber sido hace mucho tiempo, hablando comparativamente, para América, pero para Australia debe haber sido «en un tiempo tan remoto como para no permitir ninguna tradición. Ningún registro, ningún cuento folclórico, como en el caso de los maoríes de Nueva Zelanda, son conservados por los australia­nos. .. nada, como señala A. W. Howitt, que pueda ser relacionado ni siquiera indirectamente con su primera llegada».

El doctor Klaatsch de Heidelberg dice que los australianos son «un tipo generalizado, no especializado, de humanidad; es decir, que son un pueblo muy primitivo, con más de las características comunes no desarrolladas del hombre y menos de las cualidades de las razas especializadas de la civilización». Parece, sin em­bargo, que están estrechamente relacionados con los dravidianos del Deccan Indio y que no están tan abajo en la escala como cree Klaatsch. Sin embargo, la fecha tan lejana en que ellos llegaron al continente australiano excluye la posibilidad de que lleven con ellos alguna forma de creencia religiosa que no fuera de carácter aún más arcaico que la que estamos estudiando.

Los mitos de inundaciones poseen una similitud casi universal. Encontramos la historia de un hombre y una mujer que escapan al diluvio universal en una embarcación o cofre concebido ingenio­samente en Grecia, Asiría, Palestina, Méjico y otros países. En es­tas historias tenemos buenos ejemplos de mitos derivados aparen­temente de un cuento o evento original; pero que esas semejanzas entre mitos no son criterios de un origen común es demostrado por ejemplos ampliamente difundidos en que circunstancias de tiempo y geografía anulan la posibilidad de préstamo. La creencia de que el alma una vez había participado de la comida del Mundo Subte­rráneo no podía volver a la Tierra es común a los antiguos griegos, finlandeses e indios pieles roja, y si alguna concepción original dio lugar a la idea en estos países tan alejados entre sí debe buscarse en una era totalmente arcaica y prehistórica.

 
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