Seres Mitologicos Argentinos.
Letra A
Abutsaj-Wuk
Entre los wichí o matacos, es el Dueño de los Chanchos Rosillos. Cuando ve que los cazadores se están acercando a estos animales montaraces los arrea a su rancho para que no los encuentren. Tiene características de un ser maligno. Estaría subordinado a Unnatlelé.
Acá Peré
Personaje mítico del área guaranítica. Se lo representa como un indio con una horrible herida en la cabeza, de la que salen gusanos y moscardones.
Achaj
Entre los wichí, es el Dorado, Padre de los Peces. Tiene la forma de un dorado, aunque se lo describe como de un tamaño superior al natural. Estaría subordinado a Chilaj.
Aguara-Tunpa
Literalmente, Zorro-Dios. Deidad del mal de los chiriguanos o guaraníes occidentales, al que les gusta jugar con el destino de los hombres. Lucha siempre con Tunpa, el dios creador, procurando deshacer su obra. Aña-Tunpa encargó a Aguara-Tunpa introducir la guerra, la discordia y la muerte entre los hombres. Una vez incendió los campos y pastizales, a fin de matar a los animales con los que se alimentaba la gente, lo que desató una gran hambruna que por poco hace desaparecer la humanidad de la faz de la Tierra. Con el mismo propósito de acabar con ella envió otra vez el Diluvio, del que sólo se salvó una pareja de niños navegando en un mate. Los niños desembarcaron en el actual Paraguay, donde luego habrían de multiplicarse y regenerar la etnia.
Ahioj Pajla
Hombre-tigre de los wichí. Es el jaguar mítico que se ocupaba de cuidar al Dorado sagrado que se encontraba dentro del yuchán primordial.
Ahó-Ahó
Animal legendario de la región guaraní de terrible aspecto. Es semejante a una oveja pero posee grandes garras, y devora a la gente que encuentra en el monte. La única salvación es treparse a una palmera, árbol sagrado que no se atreverá a profanar. Si el perseguido, en el afán de salvarse, se sube a otro árbol, el Ahó-Ahó lo derribará, cavando con sus potentes uñas, para devorarlo no bien caiga al suelo. Cándido Núñez estudió esta leyenda en el Paraguay, donde se lo asemeja a un oso, tanto por su forma como por su pelaje abundante y de color gris.
Sospecha Ambrosetti que esta leyenda fue difundida por los padres jesuitas en las misiones del Alto Paraná para evitar que los guaraníes se alejaran de las reducciones, por temor a que desertaran, se perdieran en la selva o fueran víctimas de los jaguares o de los indios no reducidos, que no dejaban de merodear por los alrededores.
Ahóusa
Es el dios Carancho, el gran héroe civilizador de los chorotes. Según relatos recogidos por Alejandra Siffredi, sustrajo el secreto de cómo hacer el fuego a un hombre que lo conocía y lo llevó a su gente, a fin de que ésta pudiera conseguir la miel de la avispa lachiguana ahuyentándola con humo y evitar asi sus picaduras. A un ciego que había matado muchos niños lo hizo caer en el fuego, y de sus cenizas salió Atá, el cuervo. También incineró a una especie de ogresa que había asesinado a muchas personas, y de sus cenizas salió un pájaro al que llaman "sáti" o "saatí". La lucha de Ahóusa contra la gigantesca y celestial águila harpía dio origen al color de los pájaros. Con su pico perforó el poderoso pecho del águila, y la sangre, que saltó con gran fuerza, tiñó el plumaje de las distintas especies de pájaros.
Airaa
También Eira. Entre los tehuelches, es la hija del Sol y la Luna, que devino un ancestro de los onas de Tierra del Fuego.
Ajaklalhay
Son los hombres-pájaro, dueños de la lluvia, las nubes, el viento y las tormentas, productores del trueno, el relámpago y el rayo. En el tiempo de los orígenes eran hombres y vivían en la tierra, pero al sentirse agraviados por las mujeres resolvieron inmolarse en una gran hoguera, de la que salieron convertidos en las distintas especies de pájaros que hoy existen, para volar al cielo y no regresar más. Entre ellos se cuentan los Pájaros del Trueno que destruyeron a Cufalh.
Ajat
Entre los wichí, espíritus malignos que viven en el inframundo y responden a Ajatáj quien los creó para que le sirvan de subordinados. Serian también los espíritus de los muertos.
Ajatáj
Dios wichí. Fue creado por Nilatáj, con quien se confronta en los mitos cosmogónicos. Reina en el mundo subterráneo, habitado por múltiples potencias de signo nefasto para el hombre, los Ajat, que son sus servidores. Ajatáj suele ser asimilado a Satanás, y se dice que poder es semejante al del Dios de los cristianos. En realidad, se trata de un ser bastante complejo. De él dependen los dueños de los animales del monte; es también dueño de las enfermedades y de los chamanes, a los que otorga poderes específicos. Su dominio se extiende al mundo acuático.
Ajchum
Personaje mítico de los tehuelches meridionales, femenino en algunas versiones y masculino en otras. Es la Dueña (o Dueño) de los calafates. Habita en las zonas boscosas de la Cordillera de los Andes próximas a los grandes lagos. Lleva la cara cubierta con una máscara o pintada con la tintura roja que se extrae de la fruta del calafate. Aunque su aparición no apareja de por sí un mal cierto, causa temor, ya que suele ahuyentar a las mujeres que van a recoger los frutos de tal árbol. También porque tiene el poder de introducirse en el cuerpo y producir la demencia y otras enfermedades. Según Rufino Ibañez, Ajchum era una especie de personaje enmascarado que hacían aparecer los brujos durante la noche cuando había ocurrido alguna muerte en la toldería, a fin de amedrentar a las mujeres y los niños. Devino así en lo que es hoy: una especie de cuco que persigue a los chicos, asustándolos con su gran sombrero y pinchándolos con los cuernos que porta sobre la cabeza.
Ajti.it’a
Personaje de la mitología Chulupí o nivakle. Es el Antiguo, nieto de K’afok. Fue este héroe quien dio muerte a Stavu’un, el Cuervo Real, cuyas depredaciones habían puesto en peligro a la humanidad primitiva, pues se comía a todos los cazadores que hallaba en el monte. En primer término Ajti.it’a mató a las crias del Cuervo Real, las que se lo pasaban jugando con los huesos de las víctimas de su padre. Esto motivó una tenaz persecución por parte de Stuvu’un, llena de transformaciones mágicas, en la que Ajti.it’a contó con el apoyo de su abuela. Ésta agotó a Stavu’un en vanas búsquedas por el cielo, dándole indicaciones falsas, lo que facilitó a su nieto la tarea de acabar con ella. La carne y la sangre del Cuervo Real sirvieron para que varios mamíferos alcanzaran su fisonomía actual, y también para explicar el color rojo o rosado de varias aves, como el flamenco y la espátula.
Ajuntsaj
También Ajnuchaj. Es el dios Carancho, héroe cultural de los wichí, a los que además de enseñarles costumbres útiles los salvó de numerosos peligros. Su espíritu es consultado por los chamanes.
Akáinik
Ser mitológico self’nam u ona. Hermana de Shénu, el Viento y de Hosh, Nieve. Está asociada al Cielo del Sur, aunque se le relaciona también con los otros tres cielos.
Akelwóin
Ser mitológico selk’nam. Es la madre de Kwányip. Despues de la terrible lucha que éste sostuvo con Krren, el hombre-sol, subió al cielo, donde junto con su hijo y otros familiares formaron una constelación.
Alhué
Entre los mapuches, es el alma de los muertos, que permanece como un fantasma en el ámbito que éstos habitaron, y que se va disolviendo con el tiempo. Según Latchman, los cuerpos vivos carecen de Alhué. Este se gesta al morir la persona, y queda íntimamente ligado al cadáver, sin alejarse mucho de él. Para otros autores, el Alhué vagaría por el mundo como un fantasma incorpóreo o alma en pena. Los brujos suelen apresarlos en el mismo momento en que muere una persona, para utilizarlos luego en sus hechicerías. Para impedir que el alma sea capturada por ellos, es preciso realizar un ritual de conjuro o exorcismo.
Alihuén
Ser legendario de los araucanos. Se lo representa como un tronco de árbol seco con forma humana. Se aparece para anunciar tempestades, y en ese caso se intenta calmarlo con un nguillatún o rogativa.
Alma perdida
Espíritus del Noroeste. En Santiago del Estero se le describe como una mujer desnuda y de largas trenzas que llora sin consuelo en los caminos más apartados, espantando al viajero. Se dice que expía de este modo un amor incestuoso entre hermanos o cuñados. Se sabe de un hombre que luchó con ella largamente, hasta que el canto del gallo la desvaneció.
En Jujuy no se las considera malignas ni constituyen una amenaza; lo que las marca es una profunda tristeza. Existen allí letanías que piden por el reposo de un alma perdida. Puede andar perdida por haber tenido una muerte violenta o fuera de lo normal, o por otras razones, entre las que no se privilegia el incesto. Son almas tanto de hombre como de mujer. Hay que ayudarlas a reencontrar el camino, para que dejen de penar.
Almita
Alma que vaga por el mundo, no necesariamente penando. Emite un silbido semejante al del pájaro de ese mismo nombre, que habita en el norte del país. Anda especialmente de noche. En el día de los muertos suele arrimarse a las casas con su triste silbido, y se pasea por los alrededores del cementerio en que yacen sus restos mortales. Las almas de los niños pían más finito.
Alwa Lasi
Para los tobas orientales, la esposa de Alwa Lek, dueño de la tierra, cuyo poder comparte.
Alwa Lek
Para los tobas es el dueño de la tierra. Según Buenaventura Terán, su dominio se extiende desde la superficie hasta el extremo del agujero cavado por el quirquincho bola. Se lo representa como un ser antropomorfo, que emerge de la tierra –por lo común no más allá de la cintura- para conversar con los chamanes o piogonak, a los que asiste en el ejercicio de la medicina. Su figura se pluraliza en una corte de colaboradores llamados “los Alwa Lek”, entidades también potentes.
Ananahahtrahmal Keneka
Son los espíritus de los antepasados, entre los tehuelches septentrionales. A fin de que intercedan ante Gamakia, se realizan rituales propiciatorios en los que se ofrenda bebidas y yerba.
Anchimalén
También Anchü Mallén, Anchimallén y Cherufe. Mito araucano que los cronistas asimilaron al Duende. Tiene forma de un enano, con la altura y complexión de un niño de pocos meses. Su nexo es indeterminado. Se trata de un ser maléfico en sumo grado, sanguinario y grotesco. Suele transformarse en un fuego tenue y fugaz que se ve en los caminos y llanuras, en los techos de los casas y ramas de los arboles, e incluso entre las patas de los caballos. A veces este fuego es rojo y corre muy rápido, virando su color hacia el amarillo. Para ahuyentarlo hay que hacer ruidos metálicos con las espuelas u otros objetos y cabalgar desnudo. Quien lo ve de muy cerca se queda ciego o se enferma de la vista. Allí donde aparece esta luz ocurre pronto una desgracia. Se transforma también en pequeños reptiles. Son a veces sirvientes de los brujos, cumpliendo misiones que éstos les confían. Se dice asimismo que los Anchimalén son seres que crian los brujos para que les cuiden el ganado, a los que alimentan con leche, sangre y miel que ponen a su alcanze. Pero cuando llega la noche dejan de cuidar el ganado y se convierten en Cherufe, que es el fuego errante. Según Casamiquela, este mito expresa los temores de la tiniebla y serian un desprendimiento de Anchimalgén, al igual que Kuyén.
Anchimalgén
También llamada Amchi Malghen, Antü Malguén y Anchimalguen. Es la Luna, en su expresión más originalmente araucana, es decir anterior a la influencia del Incario. Mujer de luz, intocable, amada de Antü, el Sol. Se la representa como una joven bella y bien ataviada que solía manifestarse bajo la forma de una llama errante o un aerolito. Como en aquellos tiempos la filiación era matrilineal, se supone que debió tener mayor jerarquía que Antü. Representaba el principio de la fecundidad y era el ente tutelar de la generación de la vida. Es una deidad claramente benéfica, que no revela el espíritu voluble de Kuyén, mito más reciente que derivó de ella. En lugar de provocar desastres, protege a los hombres de ellos. Los malos espíritus huyen aterrorizados ante su presencia. Cuando Anchimalgén se pone roja en su paso por el cielo nocturno, significa que un gran jefe va a morir.
Animal de Agua
Sería el Nirribilo, monstruo mencionado por Luis de la Cruz en 1806, en su Diario de Viaje. Animal misterioso que sólo se deja ver de noche a orillas del río Colorado, en el Paraje Casa de Piedra, departamento de Puelén, provincia de La Pampa. Se lo describe como de gran tamaño, largo como la ampalagua, fuerte y maligno. Nada velozmente, gracias a que tiene dedos con membranas, como las palmípedas. Su pelo es oscuro y brillante. Vive en cuevas, en el fondo del mencionado río, y ataca al ganado cuando va a beber, arrastrándolo a lo profundo. En las noches de luna se lo re retozar en el río, pero esto sucede raras veces, y siempre con gente forastera.
Antü
También Mareupuantü. Es el Padre Sol de los araucanos, marido de Kuyén, la Luna, a la que persigue siempre por el cielo, haciéndole señas para que detenga su loca carrera. Hay días en que Antü amanece triste o colérico. Cuando en su corazón palpita la furia veremos aumentar la violencia de sus latidos a medida que avanza el día. De su cuerpo brotan chispas multicolores y luminosas como un relámpago. Quiere alcanzar a Kuyén para reprocharle lo benevolente que es con la Tierra, los astros, las nubes y las aguas. Todos éstos la asumen por dicha razón como madre y la ayudan a ocultarse de su irascible marido. Afirman varios autores que nunca los araucanos adoraron el Sol ni lo tuvieron por dios, sino que fue un simple emisario del Ser Supremo. Es decir, a lo sumo un personaje mítico, traido o jerarquizado por la influencia incaica, lo que explicaría la semejanza entre el vocablo quechua “Inti”, que designa al dios solar en esa cultura, y Antü.
Añá
También Añangá. Señor de las Tinieblas de los guaraníes. Reina en el Añá-retá, el vago país de los demonios situado en una lejanía indefinida, o bien en el Ybyapyté, el centro de la Tierra. Se le atribuye toda enfermedad extraña, la locura y las muertes violentas. Toma a veces la forma de un insecto que produce graves daños a las huertas, el añacuá. Es más un espíritu adverso a los vivos que un torturador del ánima de los muertos, pero los misioneros lo sincretizaron con el Diablo y su reino pasó a parecerse al infierno cristiano. Su leyenda está muy difundida Corrientes, Misiones, Entre Ríos, Chaco y Formosa, donde se los invoca más que a Tupá. Según Fariña Núñez, en Argentina sería un espíritu de sexo femenino, mientras que en Paraguay sería masculino. Miguel Chase-Sardi sostiene que en ambos casos es de sexo femenino.
Añá-Tunpa
También Añá-Tubicha. Es el señor de todos los añás, que reina en el Añarentá, especie de infierno situado en el inframundo. Para esta etnia, los añás son las almas de los que tuvieron una mala muerte, ya sea por haberse suicidado o porque se prolongó demasiado su agonía. Se trata de un conjunto de seres tenebrosos de naturaleza demoníaca, que se oponen al concepto de avá, lo humano. Cuando Añá-Tunpa los envía a provocar daños en la gente, la mejor forma de protegerse de ellos es llevar un tizón encendido.
Araiya
Es la Dueña de la Lluvia de los guaraníes, a la que se representa con la forma de un ave.
Araparigua
Fue el primer hombre. Se salvó del Diluvio gracias a la intervención de Tunpa, quien lo llevó al cielo antes de que la tierra quedase cubierta por las aguas. Cuando los pocos sobrevivientes se multiplicaron, volvió para disfrutar de los placeres carnales y estuvo a punto de ser asesinado por abusar de las mujeres, pero nuevamente fue salvado por Tunpa. Ya en el cielo, pidió a Tunpa que destruyera a la humanidad, que para complacerlo acabó con ella. Fue la segunda destrucción de la especie humana, pero luego Tunpa se sintió muy sólo, recapacitó, y creó de nuevo al hombre con barro.
Armadillo
También Armadillo Gigante, o Armadillo Mágico, Padre de los Armadillos. Ser mitológico toba que, según un texto recogido por Métraux, dio a los hombres todas las frutas que existen. Cavaba hoyos y enterraba las semillas, pero las palomas y los pájaros daban cuenta de ellas. Coyuyo le sugirió un sistema para protegerlas y así las plantas crecieron y se multiplicaron. En un relato recogido por Buenaventura Terán, se dice que fue él quien hizo el río Bermejo, cavando un profundo cauce en la tierra.
Asin
También Asien, o Asien Lachaka. Héroe civilizador toba. Según un relato recogido por Métraux, ofreció a la salvaje humanidad de los tiempos primigenios la ropa, la comida, las herramientas y los anzuelos, pero, sin embargo, nadie le prestaba atención. Sólo lo escucharon cuando Asin les dio el caballo, mas cuando dejaron de recibir nuevos regalos de él intentaron matarlo. También curaba a la gente enferma, pero esto tampoco le granjeó el aprecio de los ancestros. Encolerizado, empezó a arrojar al agua a quienes no querían seguir sus enseñanzas, a la vez que colmaba de bienes a sus seguidores.
Atá
Personaje mítico chorote. Era un ciego muy cruel, que mató muchos niños. Ahóusa le tendió una trampa, haciéndolo caer en el fuego. Murió incinerado, y de sus cenizas nació el cuervo, ave a la que llaman “atá”.
Aukmént
Hermano mayor de Kwányip, en la mitología ona o selk’nam de Tierra del Fuego. Después de la terrible lucha que éste librara contra Krren, el hombre-sol, subió al cielo en compañía de su hermano y otros familiares, formando entre todos una constelación.
Auqa
Es el lucero vespertino, entre los tehuelches septentrionales.
Avestruz Macho (El)
Ser maligno de la mitología de los tehuelches meridionales. Responde a Kéenguenkon, la mujer-luna, una poderosa bruja que lo envía a menudo a atacar a los hombres y darles muerte.
Axshem
Espíritu diabólico de los tehuelches meridionales. Hijo de Tons, la Noche, es el que trae dolor a los humanos.