Mitologias
  Sejmet
 


Sejmet

Sejmet es una diosa con forma de leona o de mujer con cabeza de leona. Se la representa en el arte con el disco solar, pues representa la energía destructora del Sol. Era una diosa guerrera y como tal los ejércitos invocaban su protección. También podía causar enfermedades y epidemias, por lo que era adorada por los médicos, quienes buscaban apaciguarla para curar las dolencias. Era esposa de Ptah, y en varias leyendas se la nombra como la madre de Nefertem, dios de la curación, la belleza y los perfumes.

Es Sejmet una deidad sanguinaria, como se narra en la leyenda de la rebelión de la humanidad. Ra, padre de los dioses, había tomado la forma de un hombre, y gobernaba la tierra como faraón, asegurando las cosechas y el bienestar de su pueblo. Pero al tener forma humana, también envejecía y llegó a ser muy anciano. Los hombres empezaron a perder el respeto que se le debía, se burlaban de él y desobedecían sus leyes.

Al ver la rebelión de los hombres Ra se enfureció. Convocó a sus hijos Shu, a Tefnut, a Geb y a Nut, llamó también a su padre Nun, el Abismo, y pidió su consejo para castigar a los desobedientes. Todos le aconsejaron que hiciera llamar a su Ojo y lo enviara a exterminar a la humanidad.

Así lo hizo Ra. Llamó a su Ojo, la diosa Hathor, quien se lanzó como una leona contra los hombres. Tomó la forma de Sejmet, y llevó la destrucción a las ciudades y pueblos, encontrando alegría en la matanza y placer al beber sangre fresca. Al regresar Ra la felicitó, y la envió al día siguiente a continuar su misión. El número de seres humanos decrecía, y su sangre saciaba la sed de Sejmet. Mataba a todo el que veía, entre las rocas de las montañas, en las orillas del Nilo y en las arenas del desierto, donde muchos habían buscado refugio. Las aguas del Nilo corrían rojas por la sangre de las víctimas de Sejmet.

Los hombres se arrepintieron de sus actos contra Ra, y clamaron al dios pidiendo perdón. Ra tuvo piedad de ellos, pero la diosa había probado la sangre humana, y no deseaba detenerse. Ra recurrió entonces a un ardid para salvar a la humanidad.

Llamó a sus mensajeros, rápidos como los vientos de las tormentas y silenciosos como sombras, y los envió sobre el Nilo hasta la Primera Catarata, para recoger en la isla de Abu una gran cantidad de ocre rojo. Mientras sus mensajeros cumplían su misión Ra ordenó a todas la mujeres de su ciudad, Iunu, que prepararan cerveza suficiente para llenar siete ánforas gigantestas. Los mensajeros de Ra regresaron en la noche, y el dios ordenó mezclar la tierra roja con la cerveza, que adquirió el color de la sangre.

Ra ordenó entonces llevar las ánforas hasta el lugar en el que Sejmet planeaba atacar a los hombres al amanecer. Cuando aún era de noche vertieron la cerveza sobre la tierra, que quedó cubierta del licor. Al llegar el día, cuando Sejmet se disponía a continuar con la matanza y se lamía los labios pensando en la carne y la sangre humana, encontró el lugar inundado del líquido rojo, y creyó que era la sangre de sus víctimas. Rió con alegría, y su risa era como el rugido de una leona hambrienta. Bebió y bebió, y la cerveza pronto la emborrachó y la adormeció. Ese día Sejmet no mató a nadie, y su furia se calmó.

Al ver a Sejmet adormecida Ra la llamó dulcemente. Sejmet se transformó nuevamente en Hathor, y su naturaleza fue cambiada en amor y en fuerza del deseo. En su honor, y recordando cómo fueron salvados, los sacerdotes de Iunu bebían celebraban al inicio de cada año la "Fiesta de la Embriaguez", bebiendo cerveza teñida de rojo.

Hathor y Sejmet son una muestra de la idea egipcia del dualismo. Así, aunque fueran diferentes manifestaciones de una misma diosa, eran adoradas por separado.

 




           
 
 
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