Mitologias
  Mito de la Creacion Enano
 

 

Mito enano

«En los días anteriores a la historia y anteriores al mundo, todo era un enorme caos. Enorme e inútil. Y el Sumo Dios estaba desconcertado. Rebuscó en su túnica y extrajo los palos que había traído del otro lugar y empezó a tallarlos. Talló un palo ‑un agradable y recio palo con una expresión grave‑, pero siguió sin saber qué hacer con el caos. Talló otro. Aún nada. Talló veintiún palos, y al final siguió igual de desconcertado. Así que el Sumo Dios dijo: '¿Qué debo hacer con el caos?'

»El palo recio, al que el Sumo Dios llamó Reorx, dijo: “Yo haré un mundo redondo y recio a mi propia imagen”. Un palo flexible llamado Chislev dijo: “Yo haré árboles a mi propia imagen.” Un palo largo y delgado llamado Zeboim dijo: “Yo haré océanos para vivir en ellos”. Un palo deliciosamente tallado llamado Paladine dijo: “Yo haré dragones a mi propia imagen”. Y todos los demás palos expresaron en voz alta lo que harían.

»El Sumo Dios, complacido con todas estas ideas, le pidió al hermoso palo llamado Paladine que creara él primero sus dragones. Paladine lo hizo, agarrando el poder elemental del caos a puñados y formando nobles dragones con tonalidades arco iris. Aunque su creación complació al Sumo Dios, un palo espinoso llamado Takhisis se sintió celosa: deseaba ser el primer creador y que la primera creación llevara su imagen. Así que corrompió a los dragones, volviéndolos malvados a semejanza suya.

»Alterado por la locura que provocó la pelea de Paladine y Takhisis, el Sumo Dios se volvió a Reorx el Forjador para una creación mejor. Reorx retrocedió un poco con su poderoso martillo y golpeó el caos como un herrero golpea el hierro al rojo. Cada golpe provocó chispas en el éter, y cada chispa se convirtió en una estrella. los otros dioses contemplaron maravillados, seguros de que nunca Podrían forjar tales maravillas. El último y poderoso golpe del martillo de Reorx creó Krynn, un gloriosamente lisa y recia bola de hierro.

»El Sumo Dios aplaudió, pero ahora los demás dioses estaban ansiosos por hacer sus creaciones. Se lanzaron sobre el perfecto mundo de Reorx y procedieron a arruinarlo con profundos cortes, altos piegamientos, charcos y lagunas y lagos y océanos. Como si no fuera suficiente insulto, los dioses llenaron el lugar con hierbas, helechos y árboles, y lo infestaron con todo tipo de criaturas retorcientes, aleteantes, arrastrantes, trepantes y volantes.

»La maravillosa creación de simplicidad de Reorx hormigueaba ahora con todo tipo de vida. Reorx dio una poderosa patada contra el suelo, haciendo en su ira que brotara una montaña. Esa montaña recibiría más tarde el nombre de Thorbardín.

»El Sumo Dios tranquilizó a Reorx. "Este mundo es para todos los dioses. Deben aprender a vivir y trabajar juntos. Lamento que tu mundo perfecto haya resultado arruinado pero, ¿ves?, no eres el único que se lamenta`. Y ahí, en un hermoso claro, vieron a Paladine llorando entre las estatuas de sus perdidos dragones. Había modelado una estatua de dragón por cada uno de los dragones de tonalidades arco iris que había perdido. las estatuas estaban hechas de los metales más finos de Krynn: oro, plata, bronce, latón y cobre.

»El Sumo Dios preguntó: “Paladine, ¿no has creado nada más que esas estatuas para mi mundo?”. Paladine volvió sus tristes ojos hacia el Sumo Dios. “Sí, lo siento. Ya no puedo crear nada nuevo. Mi corazón está con mis hijos perdidos”. Reorx sintió compasión por el pobre dios y dijo: “Tu creación será la más grande de todas.... cinco dragones buenos para nuestro mundo”. Y, diciendo esto, golpeó cada estatua de dragón con su martillo. El estremecedor vibrar del martillo aceleró el metal a la vida, y los cinco dragones metálicos alzaron el vuelo sobre el mundo. »

 

 
 
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