Mito gnómico
«Antes que todo lo demás, había una máquina llamada caos. Era infinitamente grande e infinitamente compleja. Pero ino hacia nada. Tan sólo funcionaba y funcionaba. Reorx, gran dios de la fragua, vio esto y dijo: “Tenemos un fallo en el diseño. Esta máquina no hace nada. Necesitamos realizar algunas mejoras a la máquina..., añadir algunos accesorios de modo que ahorre trabajo y haga la vida más simple”.
»La primera modificación de diseño de Reorx fue poner un gigantesco engranaje en el centro de la máquina. Con su poderoso martillo, golpeó parte de la máquina para forjar el engranaje. las chispas de la fragua volaron hacia arriba y se convirtieron en estrellas para iluminar su trabajo. Al final el engranaje estuvo terminado. Para hacerlo del todo eficiente, lo había hecho no sólo redondo, sino esférico. Todos los engranajes necesitan dientes y canales, así que hizo montañas y valles.
»Por aquel entonces, como ocurre siempre cuando uno inicia un gran proyecto al aire libre, empezó a llover. Irritado, Reorx abrió canales en el engranaje esférico para controlar el fluir del agua. Los canales se convirtieron en ríos. Pronto, Reorx se dio cuenta de que necesitaba algunos tanques de almacenaje para el agua, así que ahuecó las cuencas que ahora llamamos océanos.
»Pero las aguas seguían subiendo. Irritado, Reorx hizo criaturas marinas para que bebieran el agua. Pero el agua no era suficiente para esas criaturas. Empezaron a devorar el engranaje. Así que Reorx hizo plantas para que las criaturas marinas las comieran. Las plantas treparon hasta tierra firme y las criaturas marinas las siguieron. Y así nacieron las flores y los árboles, los animales y los pájaros. Reorx se sintió totalmente irritado, y pensó que debería destruir el engranaje por completo.
»Justo entonces, algunos otros dioses pasaron por allí. “¿En qué estás trabajando, Reorx?”, preguntaron, intentando echar una mirada a su invención. Reorx, avergonzado por su engranaje infestado de plantas y animales, no se lo dejó ver. Dijo: “ Marchaos. No está terminado”. Una diosa taimada llamada Takhisis miró a las estrellas que habían saltado de la fragua y dijo: “No estás usando estas chispas, ¿verdad, Reorx? Son sólo productos residuales, ¿no? Dámelas.” Pero Paladine dijo: “No se las des a ella, sólo las corromperá. Dámelas a mí en vez”.
»Y así surgió una discusión sobre qué dios tendría las chispas de Reorx. Al final, el Sumo Dios pasó por allí y dijo: “Si vais a pelear sobre ellas, sean productos residuales o no, ninguno de vosotros podrá tenerlas. Yo las convertiré en un pueblo para que viva en el hermoso mundo de Reorx. Si queréis, cada una de las familias de dioses, buenos, malvados y neutrales, puede conceder un don a esas criaturas chispa. Pero ninguno podrá controlarlas”.
»Paladine, patriarca de los dioses buenos, dio a los espíritus cuerpos para que pudieran manipular el mundo como hacen los dioses. Takhisis, matriarca de los dioses malvados, dio a los espíritus dolor ‑hambre, sed, enfermedad y muerte‑, a fin de poder esclavizarlos a través de sus deseos y miedos. Gilean, patriarca de los dioses neutrales, dio a los espíritus libre albedrío a fin de que pudieran elegir libremente entre el Bien y el Mal. Una vez concedidos esos dones, el Sumo Dios puso las razas de Krynn en el mundo.
»El engranaje estaba claramente arruinado. Seguiría girando, pero evidentemente no impulsaría a todo el universo de la forma que Reorx había esperado. Agitó la cabeza y suspiró, deseoso de haber dejado la máquina del caos tranquila. »