Mitologias
  Draconianos Baaz
 


 

DRACONIANOS BAAZ

     Los baaz son los más pequeños y abundantes de los draconianos. Derivados de los huevos de los dragones de latón, fueron los primeros draconianos en aparecer en Krynn. Fueron creados inyectando un líquido endurecedor a los huevos de los dragones benignos. Cuando viven, parecen como de carne, pese al líquido endurecido en sus cuerpos. Son débiles de mente y carácter, parecidos a hombres de piel escamosa y con dibujos. Unas pequeñas alas, que cubren a menudo con capas u otras ropas, asoman de sus omoplatos. Aunque la apariencia facial de cada uno es tan distinta como la de cualquier hombre, muchos de esos draconianos tienen hocicos como de perro. Se disfrazan a menudo como hombres mediante el uso de máscaras y ropas abultadas. Los de apariencia más "humana" son empleados normalmente como espías. Son los más pequeños y abundantes, y son especialmente sádicos cuando están bebidos (pueden atacar en la mitad de tiempo que lo harían normalmente).
     Los baaz disfrutan también llevando los regios uniformes de los ejércitos dragoniles, que muchos de ellos siguen llevando todavía en la actualidad. Los collares de piel y los petos tachonados con hierro son comunes, así como las polainas metálicas y capas. Puesto que toda esta parafernalia es poco cuidada, se luce principalmente como decoración, ofreciendo muy poca protección real.
     Los baaz, en el fondo del orden social draconiano, tienden a ser caóticos por naturaleza y preocupados sólo por sí mismos cuando pueden salirse con bien de ello. Durante la Guerra de la Lanza sirvieron como soldados de a pie comunes y se les asignaron rutinariamente los más peligrosos y menos atractivos deberes. Sus oficiales superiores, junto con miembros de otras razas draconianas, no hicieron ningún esfuerzo por ocultar su desdén hacia los baaz, humillándolos a cada oportunidad. Los baaz se resintieron profundamente de este tratamiento, un sentimiento que aún se mantiene.
Combate
     Los baaz son unos luchadores crueles y sádicos, en especial cuando están bebidos. Pueden atacar con sus afiladas garras, así como también con sus colmillos, pero prefieren sus garras. Los baaz utilizan espadas cortas, dagas y otras armas fácilmente ocultables; cuando la ocultación no es un detalle importante, usan espadas largas y lanzas. Luchan viciosa y brutalmente, lanzando sus ataques a las cabezas y ojos de sus oponentes. El alcohol no tiene un efecto significativo sobre su habilidad de luchar; si acaso, les hace más viciosos todavía. Si hay alcohol disponible, los baaz beberán siempre antes de la lucha. Los baaz borrachos luchan siempre hasta la muerte.
     De ser posible, los baaz intentan emboscar a sus víctimas enmascarándose y llevando amplias capas para hacerse pasar como humanoides inofensivos. Cuando sus víctimas se hallan con la guardia baja, el líder baaz extrae su arma y ataca, gritando a sus camaradas que hagan lo mismo.
     Cuando un baaz muere, se convierte en una estatua de piedra. La persona que le lanzó el golpe de muerte debe extraer rápidamente su arma o ésta queda encajada en la estatua. La estatua se desmorona en polvo al cabo de unos segundos, liberando el arma. Las armas y armadura del baaz quedan atrás una vez éste se ha convertido en polvo.
Hábitat/Sociedad
     Las bandas de baaz crean sus guaridas en edificios abandonados de todo tipo. Debido a sus talentos para disfrazarse, a veces viven sin que nadie repare en ellos en edificios abandonados en el centro de asentamientos humanos. Los baaz muestran una afinidad particular hacia las posadas y tabernas abandonadas.
     Los baaz viven vidas desordenadas y sin ley, y carecen absolutamente de autodisciplina. Regularmente se dedican a incursiones estando borrachos y a actos de vandalismo al azar.
     Debido a que los baaz fueron responsables de más muertes humanas durante la Guerra de la Lanza que cualquier otra raza draconiana, los humanos los cazan sin piedad. Desde el final de la guerra, los baaz han conseguido la aceptación a regañadientes de los demás draconianos, pero las relaciones son tensas; los baaz y los kapak, por ejemplo, siguen siendo encarnizados enemigos.
     Los baaz pueden comer virtualmente cualquier cosa, incluidos minerales, carroña y carne humana. Les encanta el alcohol, e incluso las más pequeñas cantidades de éste los transforman en furiosos y alardeantes brutos.

 

                   

 

 

 
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